10/11/10

El deseo sexual sin amor

Autor: Dr. Enrique Rojas

La sexualidad humana ofrece una enorme complejidad. Sin embargo, su impulso fundamental es de tipo instintivo. Es la personalidad, formada por la inteligencia, la educación afectiva y la voluntad la que diferencia la sexualidad humana de la animal. La sexualidad es un elemento básico de nuestras vidas, y forma parte, de manera intrincada e inseparable, del más grande de los sentimientos: el amor.
Aunque el estallido de la sexualidad se produce a partir de la pubertad, en realidad nos acompaña desde nuestro mismo nacimiento. Como Freud y otros estudiosos descubrieron, el niño presenta ya una faceta sexual desarrollada, que influye en la evolución de su personalidad y que puede determinar, al menos en parte, su vida adulta.
Por todo ello es conveniente asumir la sexualidad como algo perfectamente natural, pero también como un factor vital que, rlacionado con el deseo, debe ser educado. Como se supo desde los mismos comienzos de la psiquiatría moderna, la represión de la sexualidad puede producir trastornos; igualmente la entrega a una sexualidad descontrolada da lugar a una vida insatisfactoria e infeliz dominada por los impulsos hedonistas.

Las teorías sobre la sexualidad humana son numerosísimas, y tal vez no haya otro tema sobre el que se haya escrito tanto a lo largo de la historia. En realidad no fue hasta finales del siglo XIX que la sexología se convirtió en una ciencia gracias al libro Estudios sobre psicología sexual, del mencionado Ellis. En esta obra se analizaba por primera vez la sexualidad desde un punto de vista general, desvinculado del erotismo.
Ellis estudió la relación de pareja, la respuesta sexual de hombres y mujeres, o problemas como la frigidez y la impotencia. Desde entonces ha habido multitud de autores que se han dedicado a este tema que, sin duda, atrae, sorprende y fascina al ser humano: Kinsey, Master, Jonson, Pellegrini, Giese, Lorando.

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